Caminante.
Tras las piedras buscaba su destino,
andaba por sendero incierto como todo caminante que busca en la brecha, el alivio del recuerdo
y un crepúsculo que le permita progresar.
Peregrino, tras las huellas el pasado se
queda en el ocaso y al frente se extiende el alba con el futuro y
la oportunidad. Trasiegas en un mundo virgen que aun no se ha sido trastocado
por el embate del progreso. Que bajo tu pie siga incólume la gracia de la
hierba.
Las piedras, los tallos de los arboles, el
trino de los pájaros, todo lo acompaña en su trayecto con la vida acuestas,
pues si falla y en el camino queda, de
todos modos lo absorberá la tierra y partirá así a la eternidad. La trova de tu
vida se escribe con tus pasos y al terminar la diaria jornada, estarás más
cerca de tu meta y de la realización de tus designios.
Que el sol, la luna, las estrellas, el
viento, las gotas de la lluvia, las
hojas de las plantas y el contorno del terreno, te guíen y te complementen
siempre. El sol, luz infinita
impulsadora y constante; la luna su audaz compañera nocturna que muda su rostro
a lo largo del viaje.
Las estrellas vibrantes compañeras, que al
contarlas nos alejan los problemas. El viento amigo, alado y frio, que nos enjuaga las gotas del sudor mientras
nos refresca con su abrazo, la danza de
la lluvia, el más preciado don que ofrece la senda, pues nutre por dentro y por fuera, calmando la sed
y drenando la fatiga. Cuando arrecia,
nos impele a buscar un refugio donde guarecer.
Es
indispensable su cristalino contacto para calmar las gargantas afligidas. La lluvia en demasía causa inundaciones, tal
como si la atmosfera recordase lo
importante que es, el preservar el
decoro para la tranquilidad. Las hojas de las plantas aluden los sueños ya
cumplidos y las historias ya contadas; el perfil del terreno, la dificultad que
hay que vencer, el destino a doblegar.
Son estos los amigos que le brinda el
follaje a la cadencia de tus pasos. Que tus pies se hallen en un valle de
descanso sin igual, donde alcances ese horizonte que arpegie tus anhelos y cada
uno de tus sueños se haga libertad.
Todos somos caminantes cada sol de nuestros días.
Gerardo
B. Gamboa.
Octubre
2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario