El
Viento.
Es
bello el viento que recorre el espacio besando nuestro rostro, llevando la
frescura a todos los hogares, para
mitigar el calor producto de la fragua, en procura del alimento sostén de la
vida.
Recorre el aire planicies enteras y montañas, a la nubes se
remonta para empujarlas hacía donde hace falta la lluvia, para regar los campos
que en aras del amor brindan alimento.
Es el viento de frondosa capa, el que
prodiga sus encantos frescos, a los
seres que pisan el torso de la tierra, el que atempera la piel de sus cuerpos y
quita con caricias las gotas del sudor.
Su rostro es transparente y su cara es
bonachona, con una flamante sonrisa y unos ojos querendones, de pronunciados
pómulos y piel nacarina. Con sus blandos brazos impele
a caminar; su cuerpo es perlado y de ingente tamaño, con su espalda el
calor recoge llegado el ocaso, para dar la brisa a los hombros cansados, que
labran con esfuerzo en pro del porvenir.
Sus manos esponjosas aúpan los insectos en
su flirteo con las flores, para que les den el néctar e intercambiar el polen,
tocando con sutileza las alas de los cortejantes, que a las flores con encanto
les extraen sus néctares, flotando en el aire con la mayor sutileza.-
De este modo los frutos nacerán y sus aromas el viento llevará, para que al comerse sus
frutos los hijos de la tierra, el aire propague las semillas y así las estirpes
de sus genes se esparzan por doquier.
Así el aire, paseará su manto alegre por
los rostros de las montañas y las faldas de las sierras, el remanso de los
ríos, o en el ingente mar, ahora con fresca ráfaga que estremece de frescura la
arboleda ò en forma de ventarrones, que impelidos por fuertes vendavales, pasan
retumbando y ante el peso de su fuerza, todo lo estremecen y sacuden a su
paso.
Es pues el viento el gran aliado de la madre
tierra, en el retoñar de sus campos cual verdes vegas, pues transporta hasta
los confines del tiempo y la distancia, el mensaje de la dicha por labrar la campiña para luego sus frutos
recoger.
Así pues el viento del paisaje de las
plantas es artífice sin par, esculpiendo en ellas el moblaje del gozo por
labrar la heredad.
Es el viento el impulsador de todos los
cambios, el que empuja la bujía del progreso a los mineros libertarios, hora en
la mina de cobre para extraer los mensajes de paz de las canteras de la tierra,
o desde el fondo del socavón de otros minerales, donde necesitan el oxigeno
todos sus habitantes.
Vientos que acarician a todos con la
gentil blonda propicia de su encanto, que se elevan cual suspiros
al confín del horizonte, para llevar los pergaminos de las plegarias de
los hombres, por un medio ambiente mas justo, apacible y placentero, pues las demás especies que cohabitan este
mundo, compiten entre si como lo manda la lucha natural, pero sin afectar el
medio que a todos los sustenta y los cobija.
Si se capta este mensaje de equidad,
dulzura y armonía; se evitaría que fuese
profanado, procreando tempestades, en forma de huracanes, tormentas y
tornados, que con sus garras todo lo
arrancan y destrozan, escribiendo la inconformidad divina en los senos
expuestos de la tierra, por la rotura manifiesta del hilo natural que gesta la
vida.
Así el viento en paginas de excelsa
brillantes, traza su mandato trasparente: “-Si siguen alterando el seno de la
atmósfera, con contaminantes y hollines putrefactos, yo (Eolo) danzaré con las
nubes, mis hermanas, y en concordia con la madre Egea, traeré una era de hielo
que sobrevenga al orbe-“.
Mientras, portadas por el viento, las nubes llevan a todos en sus alas, para recorrer espacios infinitos de fulgentes coloridos, en
la esbeltez de la perfección de este globo celestial, para arrebatar siempre a
todas las especies y guiarlas a donde la bonanza colme su necesidad.
Y así el cortejo de las nubes
raudo sigue su marcha por las bitácoras de los lapsos,
para diariamente prodigar su más blanco retozo desde la carrosa de los céfiros,
a todos los núcleos que habitan el vergel del ancho mundo, en la perdurable alba
de las primeras relumbras del preludio madrugador...
S. Gerardo B.
Gamboa.
Septiembre de 2010.