viernes, 7 de agosto de 2015

Doble luna.


****

Cuando en el manto de la noche
tus besos me quitaban el frío,
el concierto de las olas en derroche
nos llenaba de efusión y brío.


Tus labios jugueteaban con  los caracoles
que hacías con mi lengua
a semejanza de los que tendidos cual faroles
estaban en la playa donde el amar no tiene mengua.


Los gritos de lujuria y de placer
se los llevo el silencio de la obscuridad
y la luna tu cómplice hasta el amanecer
te dio su canto con la mayor  serenidad.


Ah!   Luna hecha mujer
que me cautivas con tu vientre,
donde me haces cruel efervescer
dándome la gloria de todo lo que encuentre.


Los peñascos de la orilla de la playa
tienen escrita paginas de lunas de plata,
la una que desde arriba de lejos se soslaya
y la otra que con sus candores me mata.


Para que lo salada de la mar
se funda con el fuego de los versos,
y conjugue  en rojo el verbo amar
abriendo el fulgor de miles de universos…


Mientras el halo de la noche nos cobija
y yacemos febriles al borde de la playa,
tendidos bajo la luna que  nos ahíja
con mi luna y  sus fulgores de atarraya.  



Así pasan las traviesas horas
sin saber de nada a la distancia,
solo con la furia de los besos que devoras
Sintiendo del mar la dicha y su fragancia.







Atardeceres. I,   II

 ****

El horizonte fulge con su abrazo
hacia la noche do harto lo reciben,
así como el sol corre hacia el ocaso
donde fucsias colores lo perciben.


Con la vista sonríe alborozado
el sol feliz que todo lo vislumbra,
melodía tranquila en lo creado
con sus fuegos de luces  que relumbra.


El calor aterido y soleado
vehemente comienza a disiparse
y dar aire gentil y nacarado
y que venga el fragor  a apaciguarse.


Mas si el día cenizo está nublado
las nubes tapan tiara más dorada,
presagia lluvia el cielo enamorado
que limpiar quiere toda la alborada.


Si viene la tormenta tan voraz
donde la tierra gime por los vientos,
do el atardecer raudo y tan fugaz
perdióse en el correr de los lamentos.


Hasta que bien llegado el nuevo día
los vientos de la cólera se calman
y los cielos obsequian lozanía
en la tan armoniosa unión que empalman.


  II

Así pasa con nuestras cortas vidas
con las cosas que corren con los años,
do tenemos ahí  la fe perdida
vienen dicha y amor con sus rebaños.


Pues el tiempo bien trae la esperanza
 para que surjan   obras más que  buenas,
que construyan vergeles sin tardanza
do felicidad tienda sus faenas.


Mas hay que aprovechar bien cada brillo
en cada atardecer de cada día,
para ver en las obras el ladrillo
que trae  luz, vergel y algarabía.


Y no esperar al vínculo del tiempo
a que alise el clamor de la tormenta
y el atardecer venga sin destiempo
para resolver todo lo que encuentra.

 ****

S. Gerardo Becerra G.
Domingo, 06 de abril de 2014.

Composición Registrada.
Derechos de Autor.





lunes, 1 de julio de 2013

Imágenes (narradas) que siempre dejan algo grato.

Todo brilla bajo su tenue candor
que cariñosa blanca  va dejando,

trovando con  su egregio resplandor.

Imágenes (narradas) que siempre dejan algo grato.     
( Entre  las millones  que hay ).
Burbujas rebosantes  de vida, trepidantes, cristalinas,  que ascienden rompiendo el pergamino celeste que las envuelve, mima, embelesa y contiene, para decirle al orbe “estoy aquí”.
*    Una  vaca amamantando  a su becerro   y por antonomasia toda madre mamífera alimentando a su bebe.
*    Una formación de cisnes volando en “V”
*    La boca de un volcán humeando a lo lejos, diciendo  “estoy vivo”…
*    Los delfines, las orcas y las ballenas cruzando el ancho mar…
*    El amanecer y el ocaso de todos y cada día + la esplendente salida del sol y ò de la luna  con el tenue cantar palpitante de sus hermanas las estrellas. ..

Las aves con sus alas,   sus radares y sus picos le muestran al orbe como se existe sin sufrir, al igual que los cetáceos reinan en el mar,  con excelsa maestría  su medio domeñar  …
El volcán en su bramido, suelta lava que quema y derrite todo lo que toca y sus humos contaminan el aire por doquier, mas es un aliviadero de los calores de debajo de la corteza protectora que si no salen de ese modo generan explosiones que causarían temblores de máxima expresión,  para que   se canalice el fragor de la ígnea energía   y en la superficie la maravilla de la vida trascienda sin demora…

*    Un ave alimentando a sus polluelos y luego a los estos  acabar de engullir el alimento, los protege del clima con sus alas cubriéndolos con su cuerpo, de manera de insuflarles su calor y su vigor, para  así esperar en relax el nuevo día, confortados mutuamente.

*      El amanecer y el ocaso de todos y cada día + la esplendente salida del sol y ò de la luna  con el tenue cantar palpitante de sus hermanas las estrellas.
*    Como crecen las sombras a medida que en la tarde cabalgan las horas y el astro rey  a grandes pasos ve como la noche se  agiganta…
*    Las peripecias de un cardùmen de sardinas…
*    La imponente imagen majestuosa de un glacial…

En un caleidoscopio mágico que se abre con amor a los ojos de la dicha que sientan su fulgor, dechado de luces y arcoíris de amores que sol a sol la esperanza nos lo da, cual  perlas sutiles gestadas en las arcas  de  las nubes y los céfiros, esferas cristalinas de armonía, música y candor…

*    Los ojitos plañideros de un perro que nos quiere…
*    La brisa danzarina cuando se acerca brincando a grandes zancos desde lejos…
*    El haz de luz que emite un diamante a la distancia…
*    La angélica y real sonrisa del fulgor de una perla en lejanía…
*    La majestad del fulgor incandescente de la nieve,  en las noches de esplendente luna llena…

En un paraíso de colores la belleza es la reina y se sienta esbelta en lo ancho de sus faldas,  bien sea en las montañas o en los inmensos celofanes de las aguas, o en las sierras o allende al ancho mar, mas allá de donde dobla el horizonte  sigue derramándose,  colmando la vista hasta donde puede abarcar…

*    Los colores de la profundidad del cielo despejado,  en  tonos  marciales de azul abovedado  bien sea de día o de noche,   sus matices son increíbles magnos y profundos…
*    La brillante y viva majestad del mar con el vaivén de las olas que vienen a la playa la besan y se van…
*    El marcial concierto de las aguas de una catarata cuando el abanico de sus aguas en arpegios,  abren su haz de aguas desde lejos, entonando el rumor que ensordece  a  la distancia,  llenando los contornos con radiantes vibraciones …
*    El brillo nacarado de la sonrisa de la luna en plenilunio… recién en estos días del solsticio…
*    El serpenteante ritmo acompasado y aletargado,   cual onda de banda ancha que transita por la cúpula verde azul abovedada  de la aurora boreal.  A veces es rojiza  otras  veces es azul  y otras es policroma,  pero siempre es gigante y espectacular…

     Son parte de los regalos que nos obsequia este bello “Paraíso”,  instaurado por “Gracia Divina”  en medio de la nada,   para indicarnos que si se actúa con decoro,   la masa  + la energía    +  la alegría de la célula   +   la armonía del  Amar,     dan origen   a    =     Parajes muy cercanos a la “Divinidad”.  

“…Como es arriba es abajo…”     Frase tomada de:  “Metafísica Cristiana de Conny Méndez”,  en su librito  “METAFISICA AL ALCANCE DE TODOS”.    

              Mas imágenes…

*     El reflejo de la luna y su estela sobre las aguas,   cuando se funde a lo lejos con el trovar  del  horizonte…
*    El brillo majestuoso del arcoíris cuando corona de velo tenue al paisaje,  sea de tierra o sea de mar.
*    El volar de las golondrinas cuando alegres señalan el final de la tormenta y el arribo del buen clima,  sea cuando amanece o cuando el astro rey declina…
*    El halo arcoíris que a veces rodea el rostro nacarado de la luna…
*    El brillo nacarado   de la sal en la salina,  cuando el sol la baña con sus rayos desde lejos.

Saludos.

P.D.     Cave  destacar que ninguno de estos magnos  personajes tiene escuela alguna y por sus acciones,  jamás se ve comprometido el medio ambiente.  

jueves, 13 de junio de 2013

Acuarela de amor.

Acuarela de amor.

Está amaneciendo y
yo se que estas ahí,
mujer nunca distante,
mujer que nunca veo,
como  una pintura
con el torso brillante,
con el rostro triste
porque no estoy contigo.

¿Qué tendrá que pasar
 para pintar otro lienzo,
donde un pincel
 con trazos claros,
 dé matices suaves
a mi pobre alma
 y una ráfaga de viento
nos devuelva la vida?

Mientras, yo seguiré
en la galería de nuestras obras
y cada quien pintará un cuadro
 que el otro no verá,
pero en el fondo de nuestras almas,
 que bello hubiese sido
 el pintar juntos un lienzo
de trazos infinitos,
con los colores del viento
 “para no morir jamás”.

Esa frase es tuya
y yo no puedo robártela,
 pues quedó grabada en mi alma
 como una aguada de amor.

 Tu amor y el mío
 que por sendas distintas
 se llevó la distancia,
 perdiéndose en ellas
las hermosas acuarelas
que plasmaron los besos                                         
en el mural de los tiempos. 

Gerardo B.  Gamboa.

   Septiembre 2010.
El más hermoso brillo matutino. I, I
                       I
Hay que bello amanecer  invade  nuestras almas
portando la alegría del canto de la vida,
se eleva lentamente más allá de las montañas
para  ir en brazos del sol  volando en lontananza.

Las aves en el jolgorio de sus nidos se levantan
para en feliz cortejo el alimento ir a buscar
pues las impele el crecer de sus hijos,
al abrigo del amor en el pecho maternal.

Es su llanto el que ahuyenta los luceros
para que el día entre de la mano de la aurora
tras el áureo sol que cantará sonoro:
¡arriba las aves, hay que trabajar!

Se siente el aire susurrar.
Una bandada de pájaros al alejarse,
 con sus alas abiertas hacia el cielo
parten  a fundirse en él al  remontar  el horizonte.

Y así…
Cada mañana una plegaria en su cáliz se deshoja,
 germinan de su vientre las ingentes alegrías
del sentirse vivo, plegado al abrazo de la tierra
y con el sol como guía comienza el despuntar.

                            II
Y en otras partes…

la risa de los niños en pos de la aventura
lentamente se inserta  en el ambiente,
en secuencia van perdiendo el calor del lecho
para con inmensa alegría jugar y retozar.
Cual estrellas fugases todo lo inspeccionan
dejando sus huellas por doquier,
sus manos pululantes todo lo bendicen
cual fulgentes Pegasos de este bello amanecer.

Como se oyen los arpegios de la vida,
los ruidos del fragor van en aumento
cada quien los produce e interpreta a su ritmo
y mirando al cielo comienzan su labor.
Aclara para todos por igual
en una corriente de frescura y armonía
que la tierra con dulce mano
obsequia a cada cual.

Sutilmente la luz invade las estancias
para entonar las voces del eterno despertar,
himnos de esperanza que a lo lejos se levantan
por todo el universo del orbe celestial.

           Gerardo B. Gamboa.

                 Mayo 2003.
El Viento.

    Es bello el viento que recorre el espacio besando nuestro rostro, llevando la frescura a todos los hogares,  para mitigar el calor producto de la fragua, en procura del alimento sostén de la vida.
     Recorre el aire  planicies enteras y montañas, a la nubes se remonta para empujarlas hacía donde hace falta la lluvia, para regar los campos que en aras del amor brindan alimento.
     Es el viento de frondosa capa, el que prodiga sus encantos frescos,  a los seres que pisan el torso de la tierra, el que atempera la piel de sus cuerpos y quita con caricias las gotas del sudor.
     Su rostro es transparente y su cara es bonachona, con una flamante sonrisa y unos ojos querendones, de pronunciados pómulos y piel nacarina. Con sus blandos brazos  impele  a caminar; su cuerpo es perlado y de ingente tamaño, con su espalda el calor recoge llegado el ocaso, para dar la brisa a los hombros cansados, que labran con esfuerzo en pro del porvenir.
     Sus manos esponjosas aúpan los insectos en su flirteo con las flores, para que les den el néctar e intercambiar el polen, tocando con sutileza las alas de los cortejantes, que a las flores con encanto les extraen sus néctares, flotando en el aire con la mayor sutileza.-
     De este modo  los frutos nacerán y sus aromas  el viento llevará, para que al comerse sus frutos los hijos de la tierra, el aire propague las semillas y así las estirpes de sus genes se esparzan por doquier.
     Así el aire, paseará su manto alegre por los rostros de las montañas y las faldas de las sierras, el remanso de los ríos, o en el ingente mar, ahora con fresca ráfaga que estremece de frescura la arboleda ò en forma de ventarrones, que impelidos por fuertes vendavales, pasan retumbando y ante el peso de su fuerza, todo lo estremecen y sacuden a su paso.  
     Es pues el viento el gran aliado de la madre tierra, en el retoñar de sus campos cual verdes vegas, pues transporta hasta los confines del tiempo y la distancia, el mensaje de la dicha  por labrar la campiña para luego sus frutos recoger.
     Así pues el viento del paisaje de las plantas es artífice sin par, esculpiendo en ellas el moblaje del gozo por labrar la heredad. 
     Es el viento el impulsador de todos los cambios, el que empuja la bujía del progreso a los mineros libertarios, hora en la mina de cobre para extraer los mensajes de paz de las canteras de la tierra, o desde el fondo del socavón de otros minerales, donde necesitan el oxigeno todos sus habitantes. 
     Vientos que acarician a todos con la gentil blonda propicia de su encanto, que se elevan  cual suspiros  al confín del horizonte, para llevar los pergaminos de las plegarias de los hombres, por un medio ambiente mas justo, apacible y placentero,  pues las demás especies que cohabitan este mundo, compiten entre si como lo manda la lucha natural, pero sin afectar el medio que a todos los sustenta y los cobija.
     Si se capta este mensaje de equidad, dulzura y armonía; se evitaría que fuese  profanado, procreando tempestades, en forma de huracanes, tormentas y tornados,  que con sus garras todo lo arrancan y destrozan, escribiendo la inconformidad divina en los senos expuestos de la tierra, por la rotura manifiesta del hilo natural que gesta la vida.
     Así el viento en paginas de excelsa brillantes, traza su mandato trasparente: “-Si siguen alterando el seno de la atmósfera, con contaminantes y hollines putrefactos, yo (Eolo) danzaré con las nubes, mis hermanas, y en concordia con la madre Egea, traeré una era de hielo que sobrevenga al orbe-“.    
     Mientras, portadas por  el viento, las nubes  llevan a todos en sus alas, para recorrer  espacios infinitos de fulgentes coloridos, en la esbeltez de la perfección de este globo celestial, para arrebatar siempre a todas las especies y guiarlas a donde la bonanza colme su necesidad.   
     Y así el cortejo de las nubes raudo sigue su marcha por las bitácoras de los lapsos,
para diariamente prodigar su más blanco retozo desde la carrosa de los céfiros, a todos los núcleos que habitan el vergel del ancho mundo, en la perdurable alba de las primeras relumbras del preludio madrugador...

S. Gerardo B.  Gamboa.

Septiembre de 2010. 
Deja  volar tu espíritu.

Deja  volar tu espíritu…
      Por los verdes valles y el cielo brillante azul, tachonado por las nubes que bellas se visten de tul…
      Para que se exprese en la delicadeza de un atardecer,  cuando el ocaso irradia al horizonte y se abre la acuarela momentánea,  en sus dorados, negruzcos y rosados matices, que señalan que el  manto de la noche se despliega por doquier…
      Permite que la brisa te sonría, que el cielo esmalte en ti sus mejores cuitas y recibe con alborozo el ingente mensaje de la montaña, desplegada  en la inmensidad del abanico que se abre en la mirada…
      Pues los verdes valles te abordan con su gentileza, dándote todo lo que  de  su vientre germina,  para que nutras  cuerpo y  mente  y  de mil sabores  te  sacies…
      Y el cielo con su inmensa bóveda te cubre y te acaricia, silbando con sus labios el viento,  dejando sus versos y  susurros en  la tierra que pisas,  parea que ni el calor ni el frio te agobien y todo a tu alrededor sea un  crisol de paz…
      Donde las nubes son los níveos carros,  que al iluminar tus ojos llevan los caudales del agua allá donde hace falta, para calmar la sed de los campos, a fin de asegurar la vida y brindar la frescura que requiere el fragor de los caminos…
       Consiente que el agua te de su esencia vivificadora y que te cubra con su torso cristalino, hasta que no puedas respirar, para que al salir a la superficie  y tomes aire, te vuelvas a sumergir en su seno y aprecies el manantial del encanto, que corre libre y vibrante por sus venas…
      Con las manos abiertas recibe la energía que rebosa  al horizonte y agradece a cada instante “este milagro de vida”…

Gerardo B. Gamboa
13 de febrero de 2011.